Contrariamente a lo que piensa mucha gente, el Club Atlético Ciclón no heredo los colores del seleccionado argentino , para entonces 1951, la
euforia en Argentina era sosegada, con muy pocas noticias del fútbol Argentino en Tarija, casi nada.Al contrario Tarija vivía un periodo espiritual muy grande, por tradición desde las batallas heroicas de la tablada el campesino tarijeño había guardado celosamente su vestimenta que era pantalón de Bayeta amarrado a la cintura y vestía en ocasiones especiales un poncho blanco generalmente de bayeta y dos franjas color azul celeste (conocido ahora como celeste simplemente), estos colores representaron desde siempre a nuestra Madre la Virgen María en todas las culturas del mundo, una representación que trajeron los españoles y que guardan las costumbres de todos nuestros pueblos de Latinoamérica.
En esa década en particular (50), las cosas cambiarían, pues bajo influencia del ritmo y folklore del norte argentino, los Chalchaleros, Tucu Tucu y otros grupos impondrían los colores rojos que pasaron a ser usados en el lugar, pero el Club Atlético Ciclón ya había hecho suyos los colores que dejaron “Los Mayores” como así llamaban a los abuelos y bisabuelos de la época.
Clara prueba de estas afirmaciones son las actuales vestimentas en muchas comunidades rurales, como la del Valle de Uriondo que usa orgullosamente el poncho blanco y celeste, símbolo dicen muchos de las grandes gestas libertarias de finales de la colonia donde los bravos guerreros al Mando de los héroes Uriondo, Avilés y el mismo Eustaquio Méndez, usaron ese poncho por la Fe y para diferenciarse de las tropas realistas que usaban el rojo y azul en sus filas.
Un gran acierto de los fundadores del club, porque son estos colores que el día de hoy visten orgullosamente miles de Tarijeños en sus comunidades o en las grandes ligas deportivas nacionales e internacionales donde participo el Club Atlético Ciclón. “Blanco y celeste yo vi, yo vi al pasar, por el barrio de La Pampa los colores del campeón” hermosa cueca que identifica a muchos corazones, a todo un pueblo dicen muchos, los pampeños orgullosos asumen esa propiedad, lo cierto que la historia hizo de estos colores una cautivante realidad y una leyenda para todo un pueblo, para toda una familia, la familia albiceleste.
El blanco y el azul celeste, dos colores que identifican a una ciudad entera, a un pueblo esperanzado y a un pueblo con Fe, el Tarijeño, los colores de su Madre y protectora la Virgencita de Chaguaya, que hoy por hoy pasean por muchas ciudades y calles del mundo, con un buen portavoz de esperanza que se llama Club Atlético Ciclón. Agradecemos a Jaime Chuquimia por los datos que nos brindó.
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